miércoles, 22 de febrero de 2012

AQUI NADIE SE RINDE


AQUI NADIE SE RINDE.
22 de febrero 2012
Cuando a uno le entra esta imperiosa necesidad de salvar al mundo no puede más que seguir el impulso. Y claro, los demás empiezan a notarlo y todos se acercan a pedir apoyo para diversas causas. Es dificil discernir a quién apoyar y a quién no, cuando hay tantas y tantas causas nobles que necesitan voz, visibilidad, dinero. Tampoco quiere uno abrumar a los fans taladrándoles todo el tiempo en la cabeza que es necesario que amplíen su conciencia y que aporten su granito de arena en su paso por la vida, y que la vida debe tener algún propósito . Ni “hacerse la buena” y que todos piensen: ¡Qué buena es!. Tampoco se trata de lavar culpas.
¿Entonces de qué se trata? De ser útil. De agradecerle a la vida que te ha tratado bien. De amar al prójimo. De ponerse “en los zapatos del otro” como la campaña del colectivo “El grito más fuerte”, pero no sólo en un evento específico sino en la vida en general.  Porque, además, con todo y lo doloroso que resulta aceptarlo, cualquiera que esté vivo es susceptible de dejar de estarlo o de experimentar en sus propios zapatos aquello que hoy le pasa a otros.
El hecho es que ayer corrí a hacer acto de presencia en una conferencia de prensa del Movimiento por la paz y El grito más fuerte, y sólo por estar ahí, recibí abrazos y agradecimientos de madres que han perdido a sus hijos, y jóvenes que han perdido a sus padres porque , en medio de ese dolor insoportable, por lo menos se sienten menos solos gracias a que otro grupo de seres humanos las hace sentir que lo que les pasó es importante y que pueden ayudar a que no le pase a otros.
Hace unos meses me contactó un amigo para pedirme que pintara una casita que, junto con otras, pintadas por “personalidades” del medio artístico, sería subastada para generar recursos para una asociación que ayuda a niños enfermos de cáncer.
La pinté con todo mi amor y, no es por nada, pero quedó hermosa. Hace unos días volvieron a llamarme para que acudiera al lanzamiento de una campaña de recaudación de fondos para la misma asociación. Se llama ANSER (Aquí nadie se rinde, A.C.).  En la hoja principal del folleto explicativo estaba la foto de Andrés, el niño que pidió a sus papás que hicieran una fundación para ayudar a quitarle el dolor a otros niños. La primera torpeza que cometí, fué preguntarle a la fundadora de la asociación : “¿Este niño vive, verdad?” , a lo que ella respondió: “Este niño es mi hijo y murió hace cinco años. Se enfermó hace diez e hicimos la fundación poco antes de que él muriera.”
Como podrán imaginar, sentí horrible. Nunca tan horrible como lo que ella ha sentido. Lo maravilloso es cómo, a partir del amor hacia su hijo, ella ha sacado fuerza para ayudar a cientos de niños enfermos de cáncer que, por si fuera poco, tienen otra enfermedad terrible: pobreza.
Después de escuchar su exposición y la anécdota de cómo logró entrar Santa Claus al área de transplantes de un hospital, donde nadie puede entrar, y dejar unos regalos desinfectados e higiénicamente envueltos … Después de escucharla decir que ella y su familia habían optado por pensar que lo que les estaba pasando era una bendición disfrazada…Después de ver todo el trabajo de investigación que ANSER ha hecho y el tipo de ayuda que dan a familias- porque ayudan a las familias completas y no sólo al niño- y de imaginar a los cientos de niños pobres y con cáncer, formados desde la madrugada con sus madres y sus cobijas afuera de hospitales públicos…Cuando supe que apoyan a quienes necesitan transplantes de médula, capacitan médicos, y cubren áreas que no cubre el seguro popular...y después de oir decir a otro miembro de ANSER que esto no era un asunto de filantropía sino de justicia porque no podemos permitir que ningún niño se muera porque a sus papás no les alcanzó para el tratamiento…
Después de todo eso decidí comprometerme a dar un donativo pequeñito pero constante y contarles a ustedes en este blog para ver quién quiere y puede hacer lo mismo.